Dic
24
2009Manuel Alejandro; joven aprendiz de escritor
Un tributo a mi ego y una salida a mi mente…
En mi año 2009, que es tuyo también, caminaron tantos ojos como colores, y en mis últimos doce paseos mi mente los pintó en el gran lienzo que es la calle.
Vi una pareja de adolescentes contra la pared de un edificio, comiéndose a besos, abrazándose, mordiéndose, cada uno era el dulce del otro, y para ellos el mundo se acababa en pocos minutos. Justo al lado había un banquito de madera, y en él sentados dos ancianos, una mujer y un hombre, los dos permanecían en silencio, ella mirando el ir y venir de la gente y él con la vista fija en el cielo, pero sus manos se entrelazaban con fuerza. Hay amores pasionales y muchos ocasionales. Hay amores reales y muchos vitales.
Un poco más al sur llegué al semáforo de la gran avenida, y junto a mí un niño blanco y rubio que lloraba a gritos, en su última salida de casa su mamá no le compró nada para jugar. Justo al lado había otro niño llorando en silencio, sentado en el bordillo miraba a su mamá limpiar entre malas miradas los cristales de los coches que esperaban impacientes, lloraba porque en su última salida de casa su mamá no le compró nada para comer. Hay niños que por mucho serán niños. Hay niños a los que ya les llegó su hombría.
Al poco ya paseaba por los hierbajos que adornan los juzgados de mi ciudad, un chico de treinta y pocos años caminaba esposado hacia la puerta, era gitano, había robado una moto. Justo al lado esperaba un hombre de cincuenta y muchos años, él era blanco, llevaba traje y corbata, acusado de falsificación de documentos oficiales, alzamiento de bienes, prevaricación y cohecho, hablaba sobre algo banal mientras reía junto a sus abogados. Hay ladrones. Hay ladrones con traje y corbata.
2009, año de reflexión… el tiempo es amigo, si es compañero : )
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